miércoles, 28 de febrero de 2007

CUANDO VINIMOS A ZARAGOZA

Nací en un pueblo de la provincia de Málaga llamado Riogordo, allí me crié y me hice moza, tengo dos hermanos varones, fui la única chica.

Éramos una familia normal, mi Madre era modista, cosía toda clase de ropa de hombre, de mujer y hasta de niños; era una mujer muy hacendosa y dispuesta. A nosotros nos llevaba muy bien, fuimos al colegio, sabemos leer y escribir aunque tenemos muchas faltas de ortografía, pero nos defendemos.

Mi padre trabajaba en el campo junto con mi hermano mayor, el pequeño aprendió un oficio de zapatero.

A mí me tocaba ayudar a mi madre en las tareas de la casa, también con la costura.

Con el tiempo mi hermano mayor se fue a la “mili” y le tocó en Zaragoza, para mi madre y para todos nos parecía el fin del mundo. Estuvo un año haciéndola pero cuando la terminó no quiso venirse al pueblo porque en Zaragoza había encontrado trabajo y no era el campo. A mi madre se le cayó el mundo encima, pero se alzó de valor y se vino a la ciudad a ver “el plan” de su hijo y como vio que estaba bien, decidieron que nos viniéramos todos a la ciudad.

Nada más llegar ya teníamos todos trabajo.

Hemos sido muy felices así que aquí nos hemos casado los tres hermanos. Tenemos a nuestros hijos casados, nuestros nietos, nosotros estamos jubilados, somos socios de IberCaja, vamos al hogar en la calle Unceta y nos lo pasamos muy bien con todas sus actividades.

Un saludo y hasta otra.

Carmen Godoy Martín

lunes, 26 de febrero de 2007

MI INFANCIA

Nací en un pueblecito de Soria que se llama Momblona allí me crié, trabajaba en el campo, era labrador y éramos seis hermanos, tres chicas y tres chicos. Mi madre se quedó viuda desde muy joven con seis hijos; el mayor tenía catorce años así que no conocí a mi padre.

Mi madre trabajó mucho para sacarnos todos adelante, no tuvimos ayuda de nadie, eran tiempos del trapero y mi madre llevaba muchas cosas de matanza y cosas para vender en Madrid, todo a escondidas para que no la cogieran los de abastos y la denunciaran y así nos fue sacando a todos adelante.

Cuando ya fuimos un poco más mayorcitos nos pusieron a trabajar en lo poco que sabíamos, yo me fui con mi abuelo de pastorcillo de ovejas con siete años, pero mi abuelo tenia un pastor y yo le ayudaba y me enseñaba a cuidar las ovejas, no fui a la escuela, pero cuando tuve unos años más, por las noches había una escuela nocturna, allí aprendimos algo para defendernos, como las cuentas, leer y escribir. Las cuentas se me daban bien.

Cuando fuimos mayores dos de mis hermanos se fueron a Madrid y los otros se fueron a Zaragoza y en el pueblo quedamos: mi Madre, una hermana y yo y cuando mejor estábamos decidimos venir a Zaragoza. Aquí encontramos trabajo y aquí nos quedamos, me casé, tengo dos hijos que ya se casaron y tengo tres nietas muy majas.

Sin más un abrazo

Emilio Valtueña

MI CUMPLEAÑOS EN FAMILIA


El día 9 de Febrero cumplí 80 años para mi satisfacción me felicitaron todos mis hijos y nietos obsequiándome muchos regalos muy bonitos.


Primero me felicito mi mujer dándome un abrazo y barios besos de cariño y unas cariñosas fiestas.

Invité a todos mis hijos y nietos a una gran comida que hizo mi mujer con aperitivos de todas clases y unos platos especiales a la plancha, todos nos chupamos los dedos de buenos que estaban. Luego nos saco unos postres especiales entre ellos una torta buenísima y muy bien decorada acompañada con unos chupitos de todas clases cada uno cogió el que le apetecía.

Después baje al club de IBERCAJA se enteró Ignacio que cumplía los años, me llamó y me cantaron cumpleaños feliz. Invité a los que estaban en el bar, pero los conserjes no tomaron nada.

Muy agradecido de todos que me han felicitado y...¡Que me feliciten mucho años!

Alejandro Felipe

miércoles, 7 de febrero de 2007

MI NIÑEZ

Os voy a contar algo de cuando yo era de muy corta edad.

Éramos siete hermanos, cuatro chicos y tres chicas, sumando a mis padres nos juntábamos nueve a la mesa.
En aquellos tiempos la vida estaba muy difícil, vivíamos en una torre muy grande, teníamos cinco vacas de leche y por las mañanas las ordeñaban mis hermanos, que eran mayores, venían con una furgoneta y recogían la leche, también teníamos una cabra que daba leche para consumirla nosotros ¡Qué rica que era esa leche!

Cada vez que paría la cabra, mi madre, nos hacia unas fuentes de calostros, aquello si que tenia calcio ¡y que rico estaba!. Antes se vivía así era todo muy natural y que felices éramos, nos conformábamos con lo que teníamos.

Pensar ahora los adelantos que tenemos ¿Quién nos iba a decir que esto iba a cambiar tanto?

Ahora los pensionistas estamos muy bien tenemos nuestras pagas y nos han puesto los centros de mayores que se están muy bien y aprendemos mucho, tenemos una profesora estupenda llamada Lorena, que tiene muchísima paciencia, nos enseña muy bien estamos muy contentos con ella.

Yo jamás había cogido un ordenador, ahora ya lo voy entendiendo bastan bien, estoy muy contenta, ahora me siento más joven.

Gracias Lorena, gracias por todo lo que nos ayudas y gracias a todas aquellas personas que organizan estos centros y que nos prestan ayuda y nos hacen sentir mucho mejor.

Hasta otra

Palmira Viñas Aznar

viernes, 2 de febrero de 2007

RECUERDOS DE CUANDO ERAMOS CHICOS

Íbamos a la escuela de lunes a sábados, el jueves por la tarde teníamos fiesta.

Todas las mañana nos preguntaban las lecciones que habíamos estudiado, nos las aprendíamos de carretilla según la asignatura que nos tocaba. Cada día hacíamos el resumen de la lección en la que habíamos tenido problemas.

Hacíamos dictado, caligrafía y dibujo, llevábamos un libro para todas asignaturas y en junio presentábamos el trabajo realizado durante el ciclo lectivo.

Recuerdo que aprendíamos la tabla de multiplicarla cantando.

En los recreos y después de salir de clase jugábamos a la pelota, saltábamos a la comba, jugábamos a las tabas, al corro, a los ladrones y ministros. Si queríamos jugar con muñecas nos las teníamos que hacer de trapo. Por la tarde hacíamos labores: bordar, punto de cruz, tapetes de media...

El día de San Pedro era una fiesta grande, íbamos todos los chicos y chicas a misa, después venían del ayuntamiento y el cura a ver la exposición de los trabajos que hacíamos los alumnos durante todo el curso, nos hacían preguntas, esos eran nuestros exámenes. La exposición duraba unos días para que pasara todo el pueblo a verla.

En los exámenes no nos daban calabazas porque no teníamos libro de notas, me lo pasaba muy bien, tuve la suerte de ir a la escuela hasta los 14 años.

Ascensión Hernández