Nací en un pueblo de la provincia de Málaga llamado Riogordo, allí me crié y me hice moza, tengo dos hermanos varones, fui la única chica.
Éramos una familia normal, mi Madre era modista, cosía toda clase de ropa de hombre, de mujer y hasta de niños; era una mujer muy hacendosa y dispuesta. A nosotros nos llevaba muy bien, fuimos al colegio, sabemos leer y escribir aunque tenemos muchas faltas de ortografía, pero nos defendemos.
Mi padre trabajaba en el campo junto con mi hermano mayor, el pequeño aprendió un oficio de zapatero.
A mí me tocaba ayudar a mi madre en las tareas de la casa, también con la costura.
Con el tiempo mi hermano mayor se fue a la “mili” y le tocó en Zaragoza, para mi madre y para todos nos parecía el fin del mundo. Estuvo un año haciéndola pero cuando la terminó no quiso venirse al pueblo porque en Zaragoza había encontrado trabajo y no era el campo. A mi madre se le cayó el mundo encima, pero se alzó de valor y se vino a la ciudad a ver “el plan” de su hijo y como vio que estaba bien, decidieron que nos viniéramos todos a la ciudad.
Nada más llegar ya teníamos todos trabajo.
Hemos sido muy felices así que aquí nos hemos casado los tres hermanos. Tenemos a nuestros hijos casados, nuestros nietos, nosotros estamos jubilados, somos socios de IberCaja, vamos al hogar en la calle Unceta y nos lo pasamos muy bien con todas sus actividades.
Un saludo y hasta otra.
Carmen Godoy Martín
Éramos una familia normal, mi Madre era modista, cosía toda clase de ropa de hombre, de mujer y hasta de niños; era una mujer muy hacendosa y dispuesta. A nosotros nos llevaba muy bien, fuimos al colegio, sabemos leer y escribir aunque tenemos muchas faltas de ortografía, pero nos defendemos.
Mi padre trabajaba en el campo junto con mi hermano mayor, el pequeño aprendió un oficio de zapatero.
A mí me tocaba ayudar a mi madre en las tareas de la casa, también con la costura.
Con el tiempo mi hermano mayor se fue a la “mili” y le tocó en Zaragoza, para mi madre y para todos nos parecía el fin del mundo. Estuvo un año haciéndola pero cuando la terminó no quiso venirse al pueblo porque en Zaragoza había encontrado trabajo y no era el campo. A mi madre se le cayó el mundo encima, pero se alzó de valor y se vino a la ciudad a ver “el plan” de su hijo y como vio que estaba bien, decidieron que nos viniéramos todos a la ciudad.
Nada más llegar ya teníamos todos trabajo.
Hemos sido muy felices así que aquí nos hemos casado los tres hermanos. Tenemos a nuestros hijos casados, nuestros nietos, nosotros estamos jubilados, somos socios de IberCaja, vamos al hogar en la calle Unceta y nos lo pasamos muy bien con todas sus actividades.
Un saludo y hasta otra.
Carmen Godoy Martín
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