martes, 30 de enero de 2007

MI GRAN BODA EN LA SEO


Nací en pueblo y allí fui creciendo en compañía de mis padres y hermanos. Yo que era la mayor, le ayudaba a mi madre en lo que podía.
Recuerdo que siempre después de hacer los deberes de la casa se dedicaba a cosernos la
ropa, porque lo hacia muy bien, como yo era la mayor, le acompañaba.

Como en el pueblo no teníamos porvenir decidimos venirnos todos a Zaragoza, una vez aquí trabajábamos todos, una de mis hermanas y yo cosíamos para una tienda.

Por ese tiempo conocí a Ángel, nos hicimos novios y después de festejar mucho tiempo decidimos casarnos. Celebramos nuestro matrimonio en la catedral de La Seo, la misa nupcial la celebró el Excelentísimo Reverendo Don Casimiro Morcillo, Arzobispo de la Diócesis de La Seo, en el altar mayor con toda la plata (Es quien aparece en esta foto, yo estoy besándole el anillo y en mi mano sostengo una imagen de la Virgen del Pilar) y muchos acompañantes.
También puedo decir que al año siguiente tuve a mi único hijo quien años más tarde nos bendijo junto a su mujer con dos nietos preciosos.

Felisa Val.

CABEZONADAS Y VIVENCIAS DE LA JUVENTUD

Corría el año 1948 en Zaragoza, en aquella época las fronteras de España con las demás naciones estaban cerradas y la mayoría de los jóvenes (entre ellos tres amigos y un servidor) intentaban cruzarlas para ir en busca de trabajo bien remunerado, porque decían (y creíamos) que en Francia ataban a los perros con longaniza.

Después de pensarlo bien, dicho y echo.

Un buen día recuerdo que era el mes de julio aprovechando que nos daban las vacaciones (por aquel entonces nos daban sólo una semana) nos marchamos los cuatro de casa, sin avisar ni decir nada, aunque algo sabían no tenían la certeza de cuando nos íbamos a marchar. Parece ser que la madre de otro amigo, fuera del grupo, quien en su casa íbamos guardando los víveres que íbamos comprando para la aventura, algo le comunicó a las nuestras, de lo que pensábamos hacer. Así es que se fueron todas las madres a la estación a buscarnos.

Este amigo nos comunicó que nos estaban esperando en la estación, desde ese mismo instante empezó la odisea para que no nos vieran y se armara allí el circo padre. Nos fuimos andando hasta Casetas para coger allí el tren que nos llevaría hasta Pamplona, estuvimos andando prácticamente toda la noche hasta llegar a Casetas.

Llegamos a Pamplona de madrugada recuerdo que eran las fiestas de San Fermín, pasamos allí unas horas para comprar algo de comida porque la que llevábamos no era mucha. Así es que cogimos el trompo y tomamos rumbo hacia los Pirineos para cruzar la frontera hacia Francia que era nuestro destino, teníamos también la certeza de que a quien cogieran intentando cruzar la frontera lo meterían en la cárcel, así es que cuando más caminábamos era por la noche, por el día teníamos que rodear los pueblos esquivando a la guardia civil.

Una noche la pasamos en un campo de trigo recién segado y nos metimos los cuatro en un montón de fajos que habían apilado tapándonos con los mismos fajos por que las noches eran bastante frías, a la mañana siguiente (si nos descuidamos nos cargan en una galera porque estaban cargando los fajos para la trilla) salimos de allí pitando, sorprendiendo a los labradores.

Continuamos la marcha y así estuvimos tres o cuatro días, un atardecer nos metimos en un bosque, empezamos a caminar buscando la salida; cuanto más andábamos más maleza encontrábamos que nos impedía caminar y para peor la noche se nos caía encima y no encontrábamos la salida. Ya desesperados vimos a lo lejos una pequeña claridad y allí nos dirigimos a duras penas pudimos llegar y salir de aquel bosque enmarañado. Alegres y contentos pasamos allí mismo la noche bajo las estrellas después de echar un bocado; a la mañana siguiente seguimos caminando...

A todo esto la comida se nos estaba terminando y en los pueblos que nos atrevíamos a entrar para comprar comida no nos querían vender, porque en aquellos tiempos merodeaban por esas montañas los llamados “Caquis” y la guardia civil les tenía ordenado que no vendieran comida a nadie y a nosotros nos debían de tomar por alguno de ellos. Otro día subimos por una montaña sin mapas ni brújula, al llegar arriba de la montaña se desencadenó una enorme tormenta y a punto de anochecer.
Entonces empezó a caer tremendo aguacero echamos a correr montaña abajo, llegamos abajo calados hasta los huesos entonces vimos un pueblo y allí nos dirigimos, la noche ya la teníamos encima y en las afueras del pueblo vimos una paridera que estaba vacía y allí nos dirigimos metiéndonos vestidos y calzados dentro de la paja, a la mañana estábamos secos y entonces nos dimos cuenta de que por esos lugares no podíamos seguir y decidimos coger un tren en ese pueblo hacia San Sebastián, teníamos los cuatro una pinta que daba pena de vernos con toda la ropa arrugada, al mismo tiempo nos daba risa vernos con esas fachas cogimos el tren hasta San Sebastián pensando cruzar por Irún, pero pensarlo era una cosa y hacerlo otra. Allí había gente que se dedicaba a pasar personas a Francia pero era tal la cantidad de dinero que pedían que fue imposible para nosotros porque nos estábamos quedando sin dinero y sin comida pasamos allí dos o tres días con sus noches durmiendo a la intemperie y ya decidimos volver porque nos quedaba dinero solo para poder regresar a casa y así lo hicimos, cuando llegamos a Zaragoza no nos atrevíamos a ir a casa y estando en el barrio de Torrero, que es donde vivíamos, alguien nos vio y se lo dijo a nuestras madres pues, ninguno de los cuatro teníamos padre y se nos presentaron allí donde estábamos.

Creímos que íbamos a recibir una gran reprimenda pero fue todo lo contrario, todo fueron lloros besos y abrazos y lo primero que les dijimos fue que nos prepararan un buen puchero de lo que fuese, porque traíamos más hambre que siete pares de gitanos.

Y aquí se acabo esta locura de querer abandonar el hogar sin pensar en el gran dolor que causamos a nuestras madres y ya jamás pensamos en abandonarlas de esta manera y sin conocimiento esto son locuras de juventud.

José Luis Viñals

miércoles, 24 de enero de 2007

MI JUVENTUD

Nací en Aranda de Moncayo, pueblo de la provincia de Zaragoza de una familia humilde y trabajadora.
Fui muy poco al colegio porque tenía que ayudar en casa en lo que podía, cuidaba de los animales, hacía recados y lo que me mandaban -para eso era muy obediente-
Luego comencé a trabajar con mi padre y mis hermanos...Así fue pasando el tiempo hasta que me llegó la edad de cumplir el servicio militar. Tuve que presentarme en la Caja de Reclutas de Calatayud, una vez alistado me mandaron a Zaragoza al cuartel de Hernán Cortés, allí estuve todo el período de la instrucción. Terminado esto me llevaron a la frontera de Gerona.
Allí combatir contra los Caquis. Luego me desplazaron hacia Sabiñánigo y por todo el Valle de Tena de lucha contra aquella gente. También anduve por Sallén, Pantincosa, el Fuerte de Santa Elena y Bisecas.
Y desde allí después de cumplir me mandaron licenciado a casa.

Así fue mi juventud
Angel Alonso

COSTUMBRES DE TORRUBIA

En aquellos tiempos cuando un forastero se echaba novia en el pueblo tenia que pagar el piso, que se decía que eran unas 25 Pts.

Después para las bodas cuado uno se casaba los mozos del pueblo cantaban la albada y después de cantarla todos mozos entraban a la casa de la boda y se les ponía de todo para comer, botellas con bebidas de todas clases con dos rosquillas muy grandes para los mozos, luego daban un trozo de rosquilla a cada mozo.

Los días de Hábeas Christi, de la Ascensión de la Virgen y el domingo de la octava de Pascua, antes de hacerse de dia, los mozos y las mozas cantaban el Rosario de la Aurora, después se hacía una chocolatada para todos después se celebraba la misa y luego hacíamos la procesión por el pueblo. Tres o cuatro puertas del pueblo eran adornadas con flores, allí se hechaban los niños y niñas muy pequeñitos para que cuando pasara la procesión el cura les diera la bendición.

TRAVESURAS INFANTILES

En Cariñena fuimos a la escuela, había tres maestros y tres maestras. En primer grado estaba Don Modesto, en segundo grado Don Eduardo y en tercer grado Don Ricardo. Mis amigos y yo fuimos con Don Eduardo y con Don Ricardo; nos portábamos bastante bien, pero un día nos escapamos de la escuela a la estación a ver unos tanque Rusos que traían en el tren, se los habían cogido a "Los Rojos" -y no habíamos visto nunca eso- cuando volvimos a la escuela el maestro nos cogió y nos dió una paliza con la regla que todavía nos acordamos.

En la escuela había más chicos del pueblo, Jorge, Alberto, Antonio y otros más de Aguilón, Villanueva de Huerva, Herrera y de otros pueblos más...

En el año1937 empezó la ofensiva y tuvimos que marcharnos de Cariñena a Longares porque nos cogieron la casa los militares para usarla de cuartel. En Longares también fuimos a la escuela, el pueblo estaba lleno de miltares, moros y legionarios de todas clases...
En Longares como éramos chicos nos íbamos a todos los sitios. Una vez estábamos viendo jugar unos moros con unos legionarios al juego de la mota con tres cartas. El legionario le apostó cinco duros a que adivinaba la carta, el moro le echó las cartas y le ganó la apuesta. Luego le vuelve a apostar cien pesetas, el moro echa las cartas y al cambiarlas de sitio el legionario le atravesó la mano con el cuchillo, el moro comenzó a gritar y los chicos que estábamos mirando hechamos a correr. Vimos aquella escena Lucas y Alejandro que éramos del mismo pueblo.
Alejandro Felipe

LA ESCUELA Y LOS LIBROS DE LECTURA

Nací en Tosos en el año 1927, a los cuatro años fui a la escuela con el maestro Don José Fleta quien nos enseñaba las matemáticas cantando los números de las tablas. De sumar: “Dos y dos son cuatro y dos son seis”, la resta: “Cinco menos dos son tres”, a multiplicar: “Cuatro por cuatro son dieciséis” y así sucesivamente. Teníamos también una cartilla para leer, después pasamos a leer las “Lecturas Infantiles”, luego leímos “Lecturas de Oro”. Después nos cambiaron el maestro por otro llamado Don Victoriano Tier que vino de Cinco Olivas, con este señor nos cambiaron los libros por “Grado Elemental”, “Grado Medio” y “Grado Superior”. Lo tuvimos de profesor hasta que empezó la guerra.

Nos lo pasábamos muy bien cuando salíamos al recreo a jugar a varios juegos: el Marro a la una, anda la mula al palmo de la mida al tango, con carpetas de cajas de cerillas y cartas de baraja de las que hacíamos carpetas.
Al comenzar la guerra nos marchamos a Cariñena a vivir, arrendamos una casa, de las más grandes de Cariñena. Mi padre se la arrendó al señor Manuel y al señor Mateo.
El señor Manuel tenía un hijo Antonio Frances y el señor Mateo otro llamado Alejandro.
Era una casa grande, recuerdo que venían todos los familiares del señor Manuel y traían consigo el trigo y lo guardaban en los graneros y las caballerias a las cuadras que teniamos el señor Mateo. Los familiares de éste último hacian lo mismo que los familiares del primero, aunque en el granero había ratas y ratones...
La casa estaba en la calle del Cordero y tenía salida a la calle de Aguarón.
Alejandro Felipe

viernes, 19 de enero de 2007

EL PAJARO CUCO O CUCUT

Resulta que cuando era pequeño había un pájaro en los campos y montes del pueblo de mi madre, vivimos allí siendo yo muy pequeño, que se llamaba, Cuco o Cucut, y era más fácil oírlo cantar que verlo. Cantaba así “cucu, cucu, cucu” y se oía a gran distancia. Y lo que me chocaba era lo que me decía mi padre: “Las hembras ponen los huevos en nidos de pájaros insectívoros más pequeños. Un huevo en cada nido. Y el cuco como recién nacido es más grande que los otros, los hecha del nido, o echa los huevos si no han nacido aun, siendo entonces él alimentado por los padres adoptivos.

Había un refrán que decía:.

"Tres de abril, cuco venir y si no ha venido, muerto o perdido, y si no los del pueblo de al lado se lo han comido".

Porque es un pájaro que viene en primavera y se marcha en otoño y es mas o menos del tamaño de una codorniz.

Ya no he visto ni he oído ninguno desde entonces y ya hace de esto unos pocos años.

Esteban Gómez

LOS JUEGOS EN FAMILIA




Mi niñez ha sido muy buena, colmada de mimos y atenciones; he sido la menor de siete hermanos. Mis padres eran maravillosos, muy alegres, estaban llenos de inquietudes, nos hacían la vida muy feliz a los cuatro pequeños para entretenidos mientras se hacía la hora de irnos a la cama. Nos escribían pequeñas obritas de teatro y las ensayábamos por la noche.

Digo yo, que por eso tengo esta afición a lo artístico y una voz de soprano aceptable; imitaba a todas las cantantes que oía cantar.

Era muy juguetona con mis amiguitas pero como tenía dos hermanos, de vez en cuando me hacían jugar a pindola al esconde, el correón, etc. Sabía todos los juegos, igual daba que fuera de chicos o que fuera de chicas..., pero mi juego estrella era el “diabolo” que lo hacia yo sola y lo dominaba con magistral soltura,

¡Hasta ahora y con estos años lo practico!.

En esta foto estoy en el cabezo con mi hermana Julia jugando juntas.

Cuando fui mayor, como a mis padres les gustaba el teatro, me llevaban mucho, recuerdo revistas, comedias y toda clase de espectáculos en directo.

Juani Lujan

PEQUEÑO REPASO

Ingresé en Cataluña de mecánico y así recorrí media España gracias al tren. Antes de esto conocí a Juanita, mi mujer, quien me tiene chiflado por ella. Nos casamos en el año 49', con dos años de retraso por un accidente que tuvo mi padre.

Vivimos en varias ciudades como: Huelva, Lugo, Orense y desde allí nos vinimos aquí, a Zaragoza, en el año 67' donde vivimos maravillosamente.

Cuando llegó el año 84' me jubilaron y en aquella época nos hicimos socios de este Centro de jubilados de Ibercaja y hasta hoy seguimos disfrutando de sus actividades.

Antonio Villajos

miércoles, 17 de enero de 2007

DE CUANDO LA MILI

A los veinte años me fui a hacer el servicio militar que quedaba en donde está ahora la base antes el campo de Valenzuela, allí estuve dos años. Como eso estaba y sigue estando a 20 kilómetros de Zaragoza, en aquella época sólo bajábamos hasta allí algún domingo.

Cuando bajaba me gustaba ir al baile. Todo esto con la ropa militar, porque de paisano no nos dejaban. En aquellos años había en Zaragoza muchas asistentas trabajando en distintas casas y alternábamos con ellas.

Al año de estar en la mili me puse a festejar con una chica y cuando cumplimos los tres años de novios nos casamos hoy sigue siendo mi mujer y es a quien quiero y respeto con todo mi buen hacer.

Tengo tres hijos con ella, dos nietas ¡y un bisnieto! así que todos contentos

Y aunque llevo años jubilado no estoy parado, me dedico a varias cosas: vengo a los ordenadores porque es algo que me gusta, en donde nos enseña Lorena, que es una buena especialista; también voy a la seguridad vial, a los pasos de peatones y a las salidas de los colegios; canto en la parroquia San Valero en el coro de las doce y por supuesto canto en el centro (el Hogar de Ibercaja Delicias) jotas con la rondalla.

En fin que no me aburro. Para no alargame más me limito a acabar dándole gracias a Dios y a la Virgen del Pilar, mis saludos para todos los socios del centro.

Vuestro amigo y redactor

José María Estella

MIS AÑOS DE CICLISTA




Soy un alcazareño ausente, título que tengo concedido por el Ayuntamiento Alcazareño, mi pueblo Alcázar de San Juan, es precioso. Está a 150 kilómetros de Madrid y allí vivíamos unos tres mil ferroviarios.

Allí estuve estudiando hasta los 12 años, terminé el colegio y como no tenía ganas de estudiar en el Instituto me coloqué en un taller de motos y bicicletas, así pues, desde aquella época, empecé a practicar el ciclismo corriendo en diferentes sitios...

El primer lugar donde competí fue en mi pueblo donde me proclamé “Campeón Infantil”. Luego, en el año 35 me dieron una copa que tengo en mi casa, posteriormente fui muchas veces a Madrid y también conocí diferentes sitios corriendo con la bicicleta en varias carreras, entre ellas recuerdo una en Ciudad Real donde en el año 1940 me proclamé Campeón Provincial, copa que también tengo en casa.

Así fue pasando el tiempo y tuve que dejar la bicicleta para ir a trabajar; como mi padre y toda mi familia eran ferroviarios tuve que dedicarme a lo mismo.

Antonio Villajos

martes, 16 de enero de 2007

LOS TRABAJOS DE MI INFANCIA

Nací el 14 de mayo de 1930 en Tosos, pueblo de la comarca Campo de Cariñena provincia de Zaragoza.

A los 8 días me bautizaron, con 10 años tome la primera comunión. Desde los 6 años hasta los 14 fui al colegio donde aprendí a leer y escribir también a bordar con el bastidor y con el ganchillo y a coser a máquina...

Luego había que hacer las cosas en la casa, también tenía que ir al campo ya que la familia vivía de la agricultura, iba a las viñas a recoger los sarmientos luego y finalmente a vendimiar. Así nos pasábamos la vida...

Recuerdo el trabajo en la era, en donde había que echar la parva y remover... y en el trillo con las caballerías, también había que barrer la era, para recoger el grano.

La diversión era que llegase el domingo para marchar al baile y pasar la tarde, cuando llegaba el atardecer y echaban la luz había que estar en casa, eran las ordenes de los padres.

En uno de esos bailes fue donde nos enamoramos con un mozo del mismo pueblo llamado Ignacio y nos hicimos novios como se decía en aquellos tiempos...

En el año 1956, el 4 de octubre nos casamos, la boda fue en el pueblo. Sólo vivimos allí 3 meses, en enero del 1957 nos vinimos a Zaragoza, he tenido 3 hijos y también 9 nietos preciosos.

Rosalina Simón Cebrián

LA TAXIDERMIA


Nací en un pueblo llamado Bulbuente de la provincia de Zaragoza, allí pasé mi infancia y juventud, hasta que me fui a cumplir el servicio militar a la capital que es donde sigo viviendo hasta la fecha de hoy, estoy casado y tengo dos hijos.


Resumiendo mi vida laboral, trabajé cerca de 30 años de mecánico en un taller de compresores, haciendo jornada intensiva de 6 a 3 y por las tardes me dedicaba a la taxidermia, he disecado toda clase de animales, con piel, con plumas y algunas especies de mar, en esta foto que muestro hay algunos de los animales que he disecado.

Angel Abad

LOS VOLANTES COLOR BLANCO CON LUNARES VERDES

Soy andaluza pasé mi juventud en Córdoba donde conocí a mi marido ya hace más de cuarenta años que vivo en Zaragoza y aún conservo el acento de mi querida tierra. Recuerdo una anécdota que me sucedió a los pocos días de llegar aquí.

Cogimos un piso y me dispuse a decorarlo a mi gusto, quería adornar las baldas de mi despensa con unos volantes de plástico de color blanco con lunares verdes.

Yo muy andaluza, entré en una droguería cerca de mi nueva casa donde los ví a los volantes que me gustaban en un estante en el escaparate.

Al entrar uno de los dependientes se dirigió hacia mi para atenderme.
-¿Qué desea señora?- Me preguntó
- Un "plactico" blanco con lunares verdes...
Y me dice:- No, no tenemos "platicos" con lunares verdes.
Y le respondo un poco molesta:- Pero ¿Cómo que no tienen? Si desde aquí lo veo en ese estante- señalé.
-¡Ah!-dijo el pobre hombre- ¡Un plástico! Perdone, perdone, no le había entendido...
Cuando lo conté en casa a mi familia nos reímos mucho. No he podido olvidarlo y me ha parecido que es una anécdota muy simpática para compartir con todos vosotros.

Estrella Pulido

lunes, 15 de enero de 2007

RECUERDOS DE MI NIÑEZ

Voy a seguir contándoles cosas de mi vida, antes ya redacté parte de mis recuerdos de la adolescencia, hoy voy a contarles algunas cosas de mi niñez.

Desde los seis años hasta los doce fui al colegio donde aprendí lo poco que sé porque fueron los años de la Guerra Civil en España y cada temporada tenía un maestro distinto, el cual se dedicaba mas enseñarnos la instrucción, estilo Mili, que a lo demás.

Terminada ya la edad del colé comencé a trabajar en el campo para ayudar a los padres. En cuanto a las diversiones: Fiesta se guardaba los domingos. Según la faena que había en el campo las diversiones consistían en lo siguiente: el ir a ver por las casas y comer algo de lo que se producía, porque para ir al bar no rendía, como mucho algún café, alguno de los domingos había baile la música la tocaban en vivo con una guitarra y una bandurria. Así eran las diversiones mas o menos, era diferente a lo de ahora, que pierden la noche y al otro día a dormir la mayoría.

Me lo he pasado bien y a pesar de mi edad aún me lo paso bien cuando puedo ya conocéis mi carácter, diría muchas cosas más pero ya voy acabando, lo dejaré para otro día, la próxima os contaré de cuando hice la Mili.
Un saludo para todos los amigos y para nuestra profesora Lorena que nos atiende como es debido.

Hasta la próxima

José María Estella

MI HERMANO LUCIO


Nací en Hombrados, Guadalajara y soy la quinta de siete hermanos.


Mi padre se fue a la Argentina en busca de un futuro mejor y gracias a Dios ganaba mucho dinero, nosotros nos quedamos con mi madre en España. Cuando ella se puso enferma, mi padre tuvo que regresar. Entonces mi hermano el mayor, Lucio, se fue hacia aquel país nada más venir mi padre y nunca más volvió.


No lo he conocido, porque tenía 9 meses cuando el se marchó, me escribía cartas y nos mandaba fotos...

Después mi padre sacó los pasajes otra vez pero como estalló la guerra nos quedamos en España, después cuando terminó la guerra se fueron los cuatro que quedaban de la familia.


Yo al final no pude marcharme porque me casé y aunque siento tristeza por no haber conocido a mi hermano, estoy muy feliz y orgullosade de los siete hijos que tengo y de mis preciosos nietos.
Nati Alfaro

VACACIONES EN SALOU

Un verano me marché de vacaciones a Salou, junto a mi marido. Al llegar allí una señora que venia detrás de nosotros en el autobús me dijo:- por favor, ¿Me cambiaría de habitación?-, y yo le dije:- Si son iguales si, pero sino no.

La nuestra quedaba en un primer piso y era grande y hermosa y la de ella quedaba en un cuarto piso y era una buhardilla. Asi que subimos hasta el cuarto piso para ver la habitación, cuando abrimos la puerta y entramos casi nos caemos de espalda, ¡Qué habitación más fea!, bajamos al primer piso y ya no nos dejaron entrar, ¡¡nos dejaron en el pasillo!!

Aquella bruja de mujer se agarró a la cama y no hubo forma de sacarla de allí, he de decir que ella estaba embarazada y llevaba un niño, nadie pudo convencerla. Vinieron los de la oficina, las azafatas del autobús, dos guardias... pero como estaba tan alborotada, nadie podía con ella. Al final nos marchamos a la habitación del cuarto piso con la idea de que mañana nos darían otra.

Nadie se pudo imaginar lo que pasó al día siguiente, pasaba delante de nosotros y se nos reía, la muy bruja...

Pero cual seria mi sorpresa cuando me enteré que se la habían llevado en una ambulancia porque había abortado. Se ve que del disgusto que se había cogido. La verdad es que al final me dió lástima esa pobre mujer...

Cuando vine a Zaragoza fui a la agencia a contarles lo que nos había pasado y a reclamarles y me dijeron que no tenía nada que hacer porque la mujer en cuestión era la mujer del jefe.

Lola Marco

PEQUEÑA EXPOSICIÓN SOBRE MI VIDA

Soy socio del Hogar del jubilado Ibercaja Delicias en donde practico en los ordenadores y juego a las cartas... Nací y viví en el pueblo, el pueblo no es como en la ciudad allí todo es mas sosegado y la forma de vida de hace muchos años era muy diferente a la de ahora.

Fui agricultor hasta que marche a cumplir el servicio militar. Después nos trasladamos junto a toda mi familia a la ciudad de Zaragoza, hubo que adaptarse a las nuevas costumbres de la ciudad, en aquellos años vino el invento de la televisión que revolucionó la vida.

Aquí conocí a la mujer que después sería mi esposa, tuvimos un año de novios y nos casamos muy enamorados, en aquel entonces entré a trabajar en la industria metalúrgica hasta la jubilación. Hoy tenemos dos hijas y una nieta preciosas.

La trayectoria de mis 74 años de vida es muy larga de contar. Dentro de poco continuaré con mi historia.

Hasta otra.

Jesús Cubero

LAS FIESTAS DE TORRUBIA

Cuando era joven se celebraba la fiesta principal de mi pueblo Torrubia para el doce de octubre, entonces para esa fecha todos los años, venía una banda de música y se guardaban 4 días de fiesta. Los dos primeros días los pagaba el ayuntamiento, el tercero los mozos, el cuarto los casados.

Habían unos buenos, buenos, bailes, la banda de música tocaba en la iglesia, en la misa, y aquello era una bendición, ¡Lo bien que lo hacían!.

Los dos días de fiesta todos los mozos del pueblo mientras la música sonaba se iban por todo el pueblo a pedir la rosquilla, después se echaban en unos terrizos con vino y todos el público a comer y bailar.

Javier Enciso

jueves, 11 de enero de 2007

UN RESUMEN DE MI VIDA

Voy a contar mi vida
basada en la realidad
en esta tarde de encuentro
con Lorena en el Hogar

Nací en un pueblo pequeño,
pueblo de agricultura,
allí trabajé y me crié
en la juventud de mi vida.

Es un pueblo popular
llamado Nigüella,
le pusieron este nombre
en tiempos que hubo una guerra.

He hablado de mi pueblo
ahora voy hablar de mi
contando parte de mi vida
que yo recuerdo hasta aquí.

Hemos sido tres hermanos,
dos hermanos y una hermana.
Yo soy el mayor de los tres
la más joven es mi hermana.

Al cumplir lo veinte años
a la mili yo me fui,
serví en aviación
porque voluntario fui.

Estando haciendo la mili
una novia busqué,
ella, a quien me refiero
es ahora mi mujer.

Es una persona muy amable
y le quiero agradecer,
con ella he tenido tres hijos
que son personas de bien.

También tenemos dos nietas
y ahora un bisnieto más,
son queridos todos ellos
con toda intensidad.

Ya nos marchamos del pueblo
vinimos a Zaragoza,
yo tenía cuarenta y cinco años
y cuarenta y dos mi esposa.

Yo me coloque en el pan
y mi señora también,
nos compramos el piso
¡Gracias a Dios nos fue bien!

Ahora estoy jubilado
me dedico a varias cosas,
lo mejor que vengo haciendo
es querer mucho a mi esposa.

Por nombrar alguna de ellas
voy a los ordenadores,
con nuestra amable Lorena
que nos mima a los mayores.

No me olvido de mis padres
ellos me dieron el ser,
fueron honrados y trabadores,
dos personas de bien.

Le doy las gracias a Dios
y a la virgen del Pilar,
por mis 81 años cumplidos
y por poderlo contar.

Con mis mejores deseos
a los socios de este Hogar,
y a nuestra amable Lorena
me propongo acabar.

Un abrazo para todos amigos y familiares este día una vez más

Vuestro amigo y redactor

José María

jueves, 4 de enero de 2007

Vacaciones en España

Hace siete años llegué a España a pasar unas "lindas vacaciones", pensaba quedarme un mes más o menos y luego volver a la Argentina a seguir con mi trabajo y mis cosas.

Era la primera vez que viajaba sola, aunque venía a visitar a mi primo, la verdad es que sentía un vértigo terrible. Sabía que la gente era muy amable por estos lares pero la sola idea de no poder compartir mis vivencias me daba cierta sensación de vacío.

De esta manera llegué a Madrid luego de 12 horas y pico de viaje. Sabía que tenía que ir hasta la estación de autobuses para coger uno a Zaragoza, asi que me dispuse a leer carteles indicadores buscando el logotipo del metro para poder llegar a la terminal. En esos momentos recordé lo que siempre me dice mi padre: "Lorena, los turistas son los que mejor se orientan en la ciudad. ¿Sabes por qué? Porque leen los carteles indicadores."

Una vez en el autobús, lleno de gente, comencé a observar la ciudad a través de la ventanilla. Escuchaba como hablaba la gente y me costaba entenderlos, no tenía muy acostumbrado el oído, si bien en Argentina hay muchísimos españoles y la mayoría no han perdido el acento, me costaba entenderlos cuando hablaban muy rápido.

Llegué a Zaragoza de noche, parecía una ciudad fantasma, en la calle no había ni un alma. Al bajar del autobús me dí cuenta que mi primo no había llegado a recogerme. Oh Oh ¿Y ahora que hago?, decidí quedarme en la estación de autobuses de Zaragoza a esperar... A los cinco minutos (¡Gracias a Dios!) apareció mi primo.

A los cuatro días de estar en Zaragoza llegó el Año Nuevo y con él "una gran sorpresa". Luego de brindar y festejar entre los familiares allí presentes, partimos con mi primo hacia la casa de un amigo en donde había una fiesta. Y miren como son las cosas que fue allí en la casa de ese amigo donde conocí a quien sería mi futuro esposo...

Pensar que sólo eran unas vacaciones en España, lo que es la vida ¿no?