Nací en Tosos en el año 1927, a los cuatro años fui a la escuela con el maestro Don José Fleta quien nos enseñaba las matemáticas cantando los números de las tablas. De sumar: “Dos y dos son cuatro y dos son seis”, la resta: “Cinco menos dos son tres”, a multiplicar: “Cuatro por cuatro son dieciséis” y así sucesivamente. Teníamos también una cartilla para leer, después pasamos a leer las “Lecturas Infantiles”, luego leímos “Lecturas de Oro”. Después nos cambiaron el maestro por otro llamado Don Victoriano Tier que vino de Cinco Olivas, con este señor nos cambiaron los libros por “Grado Elemental”, “Grado Medio” y “Grado Superior”. Lo tuvimos de profesor hasta que empezó la guerra.
Nos lo pasábamos muy bien cuando salíamos al recreo a jugar a varios juegos: el Marro a la una, anda la mula al palmo de la mida al tango, con carpetas de cajas de cerillas y cartas de baraja de las que hacíamos carpetas.
Nos lo pasábamos muy bien cuando salíamos al recreo a jugar a varios juegos: el Marro a la una, anda la mula al palmo de la mida al tango, con carpetas de cajas de cerillas y cartas de baraja de las que hacíamos carpetas.
Al comenzar la guerra nos marchamos a Cariñena a vivir, arrendamos una casa, de las más grandes de Cariñena. Mi padre se la arrendó al señor Manuel y al señor Mateo.
El señor Manuel tenía un hijo Antonio Frances y el señor Mateo otro llamado Alejandro.
Era una casa grande, recuerdo que venían todos los familiares del señor Manuel y traían consigo el trigo y lo guardaban en los graneros y las caballerias a las cuadras que teniamos el señor Mateo. Los familiares de éste último hacian lo mismo que los familiares del primero, aunque en el granero había ratas y ratones...
La casa estaba en la calle del Cordero y tenía salida a la calle de Aguarón.
Alejandro Felipe
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