Un verano me marché de vacaciones a Salou, junto a mi marido. Al llegar allí una señora que venia detrás de nosotros en el autobús me dijo:- por favor, ¿Me cambiaría de habitación?-, y yo le dije:- Si son iguales si, pero sino no.
La nuestra quedaba en un primer piso y era grande y hermosa y la de ella quedaba en un cuarto piso y era una buhardilla. Asi que subimos hasta el cuarto piso para ver la habitación, cuando abrimos la puerta y entramos casi nos caemos de espalda, ¡Qué habitación más fea!, bajamos al primer piso y ya no nos dejaron entrar, ¡¡nos dejaron en el pasillo!!
Aquella bruja de mujer se agarró a la cama y no hubo forma de sacarla de allí, he de decir que ella estaba embarazada y llevaba un niño, nadie pudo convencerla. Vinieron los de la oficina, las azafatas del autobús, dos guardias... pero como estaba tan alborotada, nadie podía con ella. Al final nos marchamos a la habitación del cuarto piso con la idea de que mañana nos darían otra.
Nadie se pudo imaginar lo que pasó al día siguiente, pasaba delante de nosotros y se nos reía, la muy bruja...
Pero cual seria mi sorpresa cuando me enteré que se la habían llevado en una ambulancia porque había abortado. Se ve que del disgusto que se había cogido. La verdad es que al final me dió lástima esa pobre mujer...
Cuando vine a Zaragoza fui a la agencia a contarles lo que nos había pasado y a reclamarles y me dijeron que no tenía nada que hacer porque la mujer en cuestión era la mujer del jefe.
Lola Marco
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